EL LENGUAJE VIVO DE SALTO DE AGUA

Vivimos en un mundo, y en una sociedad que no puede dejar de hablar.

 

!Jamás!... Dijo la pochitoca

 

Las redes sociales se han convertido ahora, en los actuales zaguanes de puertas en  banquetas, o los halls, donde las viejas y viejos del pueblo se arrimaban para platicar. Esos desvencijados sillones o bancos que, peregrinaban de uno a otro vecino, para ir armando el corrillo, han sido suplantados ahora por los Galaxy 4, 5 o la serie que sea. O por los IPhone, o por la infinidad de artefactos conocidos como gadgets que, en conjunto, mantienen interconectados a los vecinos; asombrosamente, a unos desde la sala de casa, a otro en su auto, a otro más desviando minutos desde el sillón de la oficina. La distancia no es ya problema alguno, y una vecina puede estar en el pueblo, otra más en el DF, algún amigo en Nueva York, y otro más en Sierra Leona. El café sigue siendo sin duda ese constante invitado, sin embargo, la copa de vino, el caballito de tequila, la cerveza. Han dado un cariz variopinto a las reuniones. La vestimenta, otrora fresca, con blusas de gasa, short, faldones y camisetas, propicias al caluroso pueblo, ha dado pie ahora, a las más distintas vestimentas, y así, el del Distrito federal estará con una buena chamarra, mientras que la salteña en el pueblo, lo hará en falda recortada hasta los muslos, la vecina Neoyorquina con abrigo, gorro y guantes. Descamisado el de Sierra Leona. Y alguno que otro lo está haciendo ahora mismo en puros calcetines. Poniendo al aire sus diferencias. Y pensar que uno ni en cuenta.

 

Salto de agua era práctico en ese sentido. La gente se asomaba por las puertas, al caer la tarde, y esperaba paciente a que uno que otro amigo fuera cerrando el círculo. El calor era uno de los pretextos socorridos para poderse airear fuera. Los mosquitos intentando hacer de las suyas, repelidos por el humo de los cigarrillos que a cual más, solía procurar. La tarde se extendía empalmándose con el crepúsculo, y con la sombra nocturna y la frescura de las noches.   En algunos casos la taza de café estaba siempre presente, en otros, las invitadas eran las aguas frescas. Con la llegada de la electricidad, no era raro, que se buscase la iluminación precaria pero justa de los focos de los postes de las calles. Esas esquinas eran entonces los nuevos puntos de reunión. El lenguaje fluía florido entre anécdotas celebradas con risas. Carcajadas en algún sentido. La frase irrisoria e inocente que había sido mencionada por casualidad, y que la gente se encargaba después, de dar puntual paternidad, iba tomando rumbo hasta que inquieta y libertina, quedaba ya grabada en un colectivo a veces, totalmente ajeno del origen. Frases aunadas a palabras que, con el paso del tiempo, fueron asumiéndose como verdades torales. Algunas de estas cuajadas de ingenio, tuvieron a bien traspasar fronteras no tan sólo terrenales, sino sobre todo temporales, porque fueron engarzándose entre los tiempos de una generación, y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente. Enraizándose en generaciones que ni siquiera habían nacido cuando las frases fueron paridas.

Personajes sencillos que de uno u otro modo se hicieron entes atemporales, ganándose por lo menos, una pequeña porción de inmortalidad, al hacerse presentes, después incluso de haber partido de este mundo. Lo espontaneo daba lugar entonces al ingenio de quién habíase enterado primero de aquella gestación. Si encontraba en quien la había dicho  algún resquicio de enojo, cargaba entonces el muerto a otro amigo ausente. Si por el contrario, la frase causaba orgullo en quien la dijo; sin empacho, este mismo se proponía ufano a divulgarla. No era raro, sin embargo que frases, palabras y dichos fueron en todo caso motivos iniciales de mofa o burla, una especie de Bullying colectivo, que con el paso del tiempo, y en prácticamente todos los casos, terminaban doblegando al más pintado.

Salto de agua mostró ser en este sentido, el caldo de cultivo propicio para estos vocablos y para estas frases, algunas de ellas con un sinsentido rayando en lo poético. El calor, la asistencia asidua al mercado, los madrugadores para el mandado. Los grupos de amigos en el parque. Las cenadurias y merenderos. Las tiendas grandes y pequeñas, todos en su conjunto, eran centro sociales que permitían la divulgación de las anécdotas.   Palabras entremezcladas con el vocabulario de la cotidianidad han hecho del salteño, como sucede en otros pueblos, un enriquecedor del idioma local. Modismos, tradiciones, costumbres. La mezcla chiapaneca salteña, salteña tabasqueña, y el milagro del chol, dieron como resultado un florido lenguaje que ahora, y en conjunto con amigos trataremos de ir rescatando.

 

Vocablos que llenen de recuerdos a quienes en la lejanía, se hallan ido olvidando de estos. Frases y personajes unidos a una época y a una generación, y que ahora con respeto, -mucho respeto-, y sobre todo mucho cariño, iremos mostrando a los amigos. 

 

Redacción: Oscar Mtz. Molina

 

Las palabras y las frases que fluyen desde la memoria de los amigos, y como lo hemos comentado antes, recuerdos de vivencias y personajes celebres, con todo el respeto y el cariño que nos merecen. 

 

Tas tonto tu, dijo Rufo

Te estaré, dijo don Ulpiano

Mis huevos, dijo el profesor Alfonso

Le puse aceite de Barandal al carro, dijo Rulo Carpio (Bardal)

Otra celebre de mi tío Rufo ¿Tecate o cerveza?

De plano, dijo Amira  

Ya ni chingan, dijo Luga

y cuando se enteró: Ya ni chingan, eso no lo dije yo... dijo la misma.

Hártense que hay lodo, dijo Nila

Hay mojo, dijo el tabasqueño

Es correcto, dijo Ciro Gómez

Que, que, que dijo Rabito

 

Dice Nacho: Luisa súbete a la banqueta.

Luisa responde: hay Nacho como eres grosero, porqué dices que no traigo pantaleta.

 

Arrigión dijo don Clemente

Qué haces Shebo en la farmacia de don Néstor? soy pasante de medicina

Como diría don clemente Ocaña: ustedes son puras mamadas de a peso.

Le preguntan a Shebo el de la farmacia, ¿qué tuvo tu esposa?. Un levaron.

¡Atalíscale Marina!... ¡Hasta la leche Mingo!

Está bonito el vistorama, dijo Rulo

!Tanto!... dijo Guayo

Quinientos cien, dijo Jaime Rodriguez

Ya esta dicho, dijo el bicho

Ya me voy ya, dijo la Chuz Mena

Pa que piden, Dijo Miguel Alpuche

A traición, y por la espalda, dijo Jaime Rodriguez

A mi también, inclúyanme en ese párrafo, dijo don Arturo López

Jopo jopo vamos al sopo, decía Nicandro Anlehu

JapiJapi. Neiser estando alegre.

 !Lástima¡ dijo chalala

 

Aportaciones de: Gabriela Torruco, Rosalinda Ocaña, Violeta Evia, Griselda Rosales, Silvia Rosales, Cesar Acosta, Celene, Rebeca Huy, Norma Ramirez, Arturo Huy